En Recetas Nestlé® tenemos todo tipo de opciones para cocinar esta proteína
En nuestra gastronomía hay ingredientes que son muy utilizados: el aguacate, los frijoles y los nopales son algunos ejemplos característicos, pero no tenemos ninguna duda de que las recetas de pollo no se quedan atrás.
Por un lado, esto se debe a la variedad de cortes que tiene. Las pechugas (que se pueden dividir y cortar de distintas formas), los muslos y las alas cuentan con características distintas tanto de sabor, como de textura.
Esto sin hablar de la variedad de técnicas y métodos que se pueden usar para cocinarlo. Desde las más tradicionales y comunes, como al horno o la plancha, hasta usando electrodomésticos como la freidora de aire. o todo lo que se puede hacer en una olla multiusos.
LOS CORTES DEL POLLO
Para sacarle todo el provecho a este alimento vale la pena conocer y entender las características de sus partes, así sabremos elegir las indicadas para nuestros platos.
- La pechuga: es la parte con más carne, lo que la convierte en el corte más popular. Puede ser un poco seca, así que es ideal para hacer un marinado en el que también podemos jugar con los sabores.
- Las alitas: perfectas para compartir con los amigos mientras vemos un partido o durante un asado familiar. Si se les compara con la pechuga no son muy grandes, pero definitivamente son más jugosas y tienen un sabor más intenso.
- Piernas y muslos: usualmente se venden juntos, pero también se pueden separar y hablar de cada uno individualmente. En términos generales, tienen un buen sabor y como no se deshacen fácilmente son muy buenos para cocciones largas.
- Menudencias: básicamente son las partes del pollo que no encontramos con mucha frecuencia, como el cuello, la cresta o el hígado. Aunque no se usan tanto como los otros ejemplos, son muy buenos para darle sabor a caldos o fondos.
Un tip antes de continuar: no se trata exactamente de un corte, pero los huesos también se pueden aprovechar para cocinar caldos y fondos, que luego son usados para hacer arroces, salsas o sopas.
¿CÓMO CONSERVAR EL POLLO?
La mejor opción es cortándolo en piezas y llevarlas al congelador, así podemos ir sacando las que necesitamos a medida que cocinamos. No es muy recomendable guardar un pollo entero de esta forma, puesto que una vez es descongelado, no lo debemos congelar de nuevo, así que es necesario consumirlo completo.